lunes, 27 de agosto de 2012

El conciertazo

Quieren los hombres de izquierda que los colegios de la Iglesia que sean exclusivamente de niños o niñas – ahora se llama educación diferenciada, como si esto significara algo -, les sea retirado el concierto a no ser que se plieguen a los deseos del Estado en este asunto, esto es, que todos sean mixtos.

Esto no es más que otra estrategia de desconcierto planteada por la izquierda para ocultar la realidad. Sin embargo, la Iglesia, en este caso parte con ventaja. Si los obispos no se comportaran como los gerentes de una empresa cuyo único objetivo es mantener propiedades, romperían el concierto con el Estado, de manera que fuere este el que tuviera que hacerse cargo de la educación de los niños.

Cuando los políticos de izquierdas sacan el concierto a la palestra, parece como si este el que estuviese garantizando la supervivencia de los colegios, cuando la realidad es otra. Si fuese así, los colegios concertados no tendrían que buscarse otras fuentes de financiación, como podría ser el comedor, cuyo importe es muy superior al que pagan los padres de los niños que van a colegios públicos. Además estamos hablando del concierto, siempre que no atrasen el pago del mismo, ya que si no, nos encontraríamos en el caso de un colegio religioso de Sevilla donde las hermanas han tenido que pagar de su pensión los sueldos de las limpiadoras.

La Iglesia tendría poco que perder. Los principales afectados serían los políticos de izquierdas. ¿O dónde piensan ustedes que llevan a sus hijos?

Cómo entender el artículo nº 19 de Universae Ecclesiae

Fuente: Secretum meum mihi


Dos Dubia dirigidas A La Comisión Pontificia

En el artículo 19 de la instrucción de Abril 30 de 2011 de la comisión, Uni­versae Ecclesiae ( UE), se establece que aquellos Católicos que deseen celebraciones de la Eucaristía en la forma extraordinaria del Rito Romano (usando el misal de 1962) no pueden respaldar o ser miembros de, ninguno de los grupos que “se manifiesten contrarios a la validez o legitimidad” ( validitatem vel legitimitatem impugnent) de la forma ordinaria.

Mientras que muy pocos todavía cuestionan la validez de la Misa celebrada con el Misal Romano reformado, ciertos prominentes grupos “tradicionalistas”, individuos y publicaciones han cuestionado abierta y desafiantemente sulegitimidad.

Sin embargo, a menudo parece haber confusión y supuestos conflictivos en estos círculos en cómo, precisamente, la última palabra debe ser entendida. Como resultado, no siempre es claro para aquellos sacerdotes que desean servir a los Católicos ligados a la liturgia tradicional si algunas de estas personas están o no, de hecho, cumplimiendo este requisito de la Sede Apostólica enunciado en UE, n. 19.

Para, entonces, dar claridad a esta materia y facilitar una aplicación pastoral consistente del artículo 19, ¿podría la Comisión gentilmente considerar y responder las siguientes dos dubia?

1. Si la legitimitas en UE, artículo 19, se debe entender significando:
(a) debidamente promulgada por apropiados procedimieintos de la ley eclesiástica (ius ecclesiasticum); ó
(b) de acuerdo tanto con la ley eclesiástica como con la ley divina (ius di­vinum), es decir, ni doctrinalmente no ortodoxa ni por otra parte desagradable a Dios.

2. Si (b) arriba representa la mentalidad de la Comisión respecto al significado de legitimitas, si UE, n. 19 entonces se entiende como permitir el acceso a la Misa en la forma extraordinaria:
(a) sólo a aquellos Católicos que no cuestionan la legitimidad de ningún texto específico o práctica cualquiera que haya sido debidamente aprobada por la ley universal o la ley eclesiástica local para el uso en la celebración de la forma ordinaria; ó
(b) para aquellos fieles mencionados en (a) y también para aquellos que reconocen en principio la legitimidad de las Misas celebradas de acuerdo con el Misal Romano reformado y su Instrucción General, pero no la legitimidad de ciertas prácticas específicas las cuales, en tanto no fueron mandadas allí, son permitidas como opciones por la ley litúrgica universal o local.

La segunda dubium tiene en mente a aquellos muchos Católicos inclinados tradicionalmente que aceptan la legitimidad (en el sentido I [b] arriba) de las Misas según la forma ordinaria en las cuales opciones más tradicionales son usadas, pero que tienen como equivocadas o desagradables a Dios ciertas prácticas que fueron por muchos siglos universalmente reprobadas y prohibidas por la Iglesia pero que ahora son permitidas por la ley litúrgica local de muchas de la mayoría de las diócesis o las conferencias episcopales (por ej., la Comunión dada en la mano, servidoras de altar, y el uso de ministros extraordinarios de la Comunión laicos).

Respuesta de Roma

Pontificia Commissio Ecclesia Dei
Prot. 156/ 2009
Ciudad del Vaticano, 23 de Mayo de 2012

Su Excelencia,

Esta Comisión Pontificia ha recibido, vía los buenos oficios de su Excelencia, una copia de una correspondencia de [nombre omitido] que dirige dos dubia ante esta Comisión en cuanto a la interpretación del artículo 19 de la Instrucción Universae Ecclesiae de la Comisión.

La primera [dubium] pregunta si legitimas en UE, artículo 19, debe entenderse significando: (a)Debidamente promulgada por los procedimientos de la ley eclesiástica (ius ecclesiasticum); ó
(b) De acuerdo tanto con la ley eclesiástica como con la ley divina (ius di­vinum), es decir, ni doctrinalemente no ortodoxa ni por otra parte desagradable a Dios.

Esta Pontificia Comisión se limitaría a decir que le­gitimas debe ser entendida en el sentido de 1(a). La segunda [dubium] está respondida por esta respuesta.

Con la esperanza de que Su Excelencia comunicará los contenidos de esta carta a la persona interesada, esta Pontificia Comisión aprovecha la oportunidad para renovar sus sentimientos de estima.

Sinceramente suyo en Cristo

Mons. Guido Pozzo
Secretario

Original, en inglés, blog del P. Jhon Zuhlsdorf

viernes, 24 de agosto de 2012

Primavera eclesial



La bitácora Secretum meum mihi, nos trae un par de sustanciosas noticias que podríamos enmarcar en eso que se mal llamó en su momento «primavera eclesial», que realmente no es más que un crudo invierno.

La primera recoge la noticia aparecida en el The Chicago Tribune, que se refiere a una feligresa de la Archidiócesis de Chicago que se está preparando para diaconisa. Otra cosa es que se ordene, naturalmente. Por si acaso, el Cardenal de Chicago, Francis George, elevará la cuestión en su próxima visita a Roma. Según el cardenal el diaconado es una cuestión más abierta, aunque ahora mismo no sea posible. Según dice el periódico, la ordenación de diaconisas sería una cuestión abierta, al contrario de la ordenación sacerdotal, pero claro, en ese caso hipotético se estaría abriendo el sacramento del orden a las mujeres, con lo que no se ha conseguido directamente, la ordenación sacerdotal, se podría obtener con el tiempo al colarse por la parte de atrás, es decir, por el diaconado.

Por otra parte, se desprende de la noticia que el Cardenal está enterado de todo. De todas formas, podemos estar tranquilos de que no será excomulgado inmediata y rápidamente como aquel arzobispo que se le ocurrió ordenar a cuatro obispos tras años de pedirlo a Roma.

La segunda necrológica nos anuncia que los obispos irlandeses van a crear una paraliturgia dominical por el escaso número de sacerdotes. También podrían hacer rogativas, ayunos y penitencias, pero estamos en el año de la Fe y la JMJ primaveral va camino de Rio de Janeiro.

Para conseguir este fin se preparará a los laicos para que dirijan estos «servicios» con lecturas bíblicas. ¿Se reunirán en las casas como los protestantes? ¡Quiá!

- Oiga, y en vez de hacer estas cosas, ¿nadie ha pensado en volver a la Misa Tradicional?

- Hombre, por favor. Yo en este asunto, como el padre Jorge González Guadalix, de profesión cura: «me atengo a las normas de la Iglesia especialmente la carta apostólica «MOTU PROPRIO DATAE, SUMMORUM PONTIFICUM», que en ningún caso exigen misas en latín en todas las parroquias».

- Ya, pero tampoco la norma le impide celebrar la Misa Usus Antiquior.

- Lo que pasa es que yo me atengo, ¿está claro?

- Como el agua.

Pues eso.

Contra la alergia primaveral, antiestamínicos.

jueves, 23 de agosto de 2012

Matemáticas en inglés

Ayer, una amiga nuestra que ha cambiado los niños de colegio, pasando de uno religioso, concertado, a otro público, le comentó a mi esposa que tenía que comprar dos libros de matemáticas: uno en español y otro en inglés. Cuando me lo comentó, me quedé sorprendido. Pero, las matemáticas, ¿no tienen un lenguaje propio?

Hilarante.

La educación en España se ha convertido en un verdadero cachondeo. No es que yo esté en contra de la enseñanza de los idiomas, todo lo contrario, pero lo que no se puede hacer es usar la escusa del bilingüismo para no enseñar ninguno de los dos idiomas, el castellano y el inglés.

Nuestro sistema educativo es una máquina de fabricar analfabetos.

Ahora, en dos idiomas.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Democracia y bien común



Aristóteles, en la Política, caracterizaba a los regímenes según la regla del bien común. Los malos gobiernos eran aquellos que se desviaban de esta regla y, entre ellos, se encontraban la democracia y la oligarquía. La primera, porque miraba el interés de los pobres; la segunda, porque lo hacía con el de los ricos. Entre los buenos gobiernos se encontraban la monarquía, la aristocracia y lo que él denominaba como politeia, gobierno que no tenía que ver con la famosa obra de su maestro, Platón.

La lectura de Aristóteles es desveladora en tanto en cuanto se observa el análisis crítico como el Estagirita estudia, no sólo las formas teóricas de gobierno, sino las constituciones concretas de cada una de las ciudades, griegas o no, como podía ser Cartago.

Hoy estos temas, al menos en España, son implanteables, a no ser que uno tenga ganas de que le contesten con un estufido. La democracia no se puede discutir. No se sabe el porqué, pero la democracia liberal se ha convertido en un hecho incuestionable. Sólo en ámbitos académicos muy concretos se tratan estas cuestiones.

Queramos o no, la democracia liberal no sólo ha fagocitado el concepto de democracia, por llamarlo de alguna manera, clásico, sino que además, se ha impuesto con tal fuerza que ha terminado por agotar el concepto. Sin embargo hay problemas que no se deben orillar.

El sistema democrático liberal tiene como mecanismo de funcionamiento la elección de los gobernantes por parte del pueblo. La primera cuestión que se nos viene a la cabeza es saber si realmente estamos escogiendo a los mejores. Porque, queramos o no, el sistema de gobierno está relacionado con el sistema económico. El modelo económico que se nos impone dificulta que una persona esté atenta a las cuestiones fundamentales de su país, siempre y cuando quiera hacerlo, lo que abre el problema de la participación.

En la Grecia clásica esto era posible porque eran sociedades esclavistas, pequeño detalle que los defensores a ultranza de la democracia suelen pasar por alto. Pero, ¿procede genéticamente la democracia liberal de la griega? Realmente, su origen es posterior, en el período inmediatamente posterior a la Revolución Francesa, su padre fue Benjamin Constant.

Para este filósofo de origen suizo, la libertad política estaba sometida a la individual. Llegará a decir que «La independencia individual es la primera necesidad de los modernos, por lo tanto no hay que exigir nunca su sacrificio para establecer la libertad política. En consecuencia, ninguna de las numerosas y muy alabadas instituciones que perjudicaban a la libertad individual en las antiguas repúblicas, resulta admisible en los tiempos modernos» (Benjamin Constant, «De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos»).

Los representantes de los ciudadanos en el Parlamento eran los que ejercerían el gobierno de la nación. En cierta manera, nuestras democracias siguen el principio constantiano. El pueblo elige a sus gobernantes y éstos garantizan la libertad individual del pueblo, eso sí, al modo en el que los describió Schumpeter. Los electores se comportan como caudillos cuyo único fin es la conquista del poder y se comportan, respecto a los votos, de la misma manera que el elector de aceite. Eso sí, garantizan la libertad individual: permiten el aborto, el divorcio y todos sus concomitantes.

El pueblo tiene su libertad individual y los gobernantes, la política, manteniendo además estos últimos, el engaño de manera que parezca que sean los primeros los que gobiernan.

Volviendo a Aristóteles, este sistema que se nos impone sin discusión, tan querido y tan alabado incluso por la jerarquía eclesiástica, está muy alejado del bien común, pero claro, ¿alguien sabe qué es el bien común?

martes, 21 de agosto de 2012

Enmascaramiento de la realidad


El tiempo de estío no es sólo tiempo de descanso también es tiempo de desvaríos. Es lo que hace el tiempo libre y el estar sometido a las condiciones que impone el estar alejado de las grandes urbes, como el tener que asistir a las Misas que se celebran en el lugar de disfrute de las vacaciones, en mi caso, un pueblo de la costa malagueña.

Precisamente la asistencia a misa me lleva a preguntarme si la celebración litúrgica según el Novus Ordo no será más que un mito con el que se opaca la auténtica realidad litúrgica. Un mito que a veces se hace realidad, por el obstinación de buenos sacerdotes que celebran de acuerdo a las normas litúrgicas o más bien, a la interpretación que ellos dan a esas normas litúrgicas tomando como ejemplo la liturgia papal. Pero eso no deja de ser un oasis ya que los hechos se encargan de devolvernos a la realidad de manera brutal, como he podido comprobar en el lugar donde he pasado mis vacaciones.

¿Y cuáles son esos hechos? Pues que la cruz en el centro del altar con las velas anexas a un lado y otro, cuya intención no es otra que corregir esa innovación litúrgica de que el cura y el pueblo se miren frente a frente, en vez de estar todos virados hacia el Señor, brilla por su ausencia; la presencia ordinaria de los ministros extraordinarios de la Misa, la ordinaria administración de la Comunión en la mano, la presencia de guitarras y cantos que impiden la elevación del alma, las apostillas o modificaciones, pocas, pequeñas, insustanciales y a la vez innecesarias, del sacerdote a los libros litúrgicos, las peticiones de los fieles - ¿somos conscientes de las cosas que se piden? – y los sermones, cuyos contenidos mejor no pensar. Y esto es un ejemplo.

Yo me pregunto, ¿acaso estas celebraciones son incorrectas? ¿La gran mayoría de los sacerdotes están equivocados? ¿Dónde está el Novus Ordo bien celebrado? ¿No estaremos ante un enmascaramiento de la realidad, una defensa que hemos levantado para, precisamente, no ver lo que ocurre verdaderamente?